El estrés es una
respuesta no específica del organismo. El estresor (lo que desencadena el
estrés), puede ser un estímulo físico, psicológico, cognitivo o emocional.
Si el estrés es mantenido
en el tiempo, se le denomina “síndrome general de adaptación”, el cual, consta
de tres etapas:
1. Reacción de alarma,
en dos fases: choque (reacción inmediata) y contrachoque (reacción de defensa
contra el choque)
2. Etapa de resistencia.
El organismo se adapta al estresor y se produce una mejora y desaparecen muchos
síntomas.
3. Etapa de agotamiento.
Reaparecen los síntomas de la primera fase si la persona continúa expuesta al
estresor de forma prolongada.
El exceso de estrés
altera el organismo desequilibrándolo, la persona tiene la sensación de tensión
(presión), y por lo tanto supone, un cambio en los estados emocionales.
Los límites de
tolerancia al estrés pueden variar de unas personas a otras. Por encima de lo
límites subjetivos soportables, el estrés empieza a hacerse intolerable y
aparecen daños fisiológicos y/o psicológicos.
La persona con estrés
siente o piensa que, la situación en la que se encuentra es algo que excede de
sus propios recursos y que pone en peligro su bienestar personal.
¿Qué
hace o como responde la persona con estrés?
1. Evalúa la situación como una amenaza,
daño, pérdida o desafío.
2. Valora sus propios recursos para
afrontar la situación.
3. Reevalúa, es decir, vuelve a pensar en
los afrontamientos posibles.
4. Estrategias de afrontamiento.
¿Qué
es el estrés psicosocial?
Son los sucesos vitales
(sucesos vitales mayores o cambios vitales), y el llamado estrés diario
(sucesos menores o microeventos)
Sucesos vitales.
Son experiencias objetivas que alteran o amenazan con alterar la vida de la
persona, causando un reajuste importante en las actividades cotidianas. A mayor
cambio, es decir por la suma de varios sucesos vitales, mayor probabilidad de
enfermar.
Estos sucesos vitales
son los acontecimientos que implican un cambio
en las actividades habituales de la persona. El potencial estresante de un
suceso vital está en función de la cantidad de cambio que conlleva. Los cambios
pueden ser extraordinarios y traumáticos, pero a veces son eventos positivos o
negativos normales (matrimonio, divorcio, la pérdida de trabajo, etc.)
Los sucesos vitales
pueden incrementar el número de acontecimientos diarios (estrés diario
negativos), puesto que, ambos tipos de estrés, interaccionan.
Estrés diario.
Son por ejemplo, pequeñas disputas familiares, de pareja, de amigos, vecinales,
problemas económicos puntuales, etc. Estos sucesos, tienen mayor significación
para la salud que los sucesos vitales (cambios vitales). Los sucesos diarios
negativos, pueden ser mejor predictor de los trastornos físicos y psicológicos
que los sucesos mayores.
Cuando la persona
percibe los sucesos diarios como negativos, incontrolables, impredecibles,
independientes e indeseables, suelen perturbar la salud de forma más
prominente.
La sensación subjetiva
de malestar emocional es de tensión, predominio de las emociones negativas,
como por ejemplo: ansiedad, miedo, ira, depresión, etc.
Las respuestas
cognitivas ante el estrés pueden ser variadas, como puede ser de preocupación,
de pérdida de control, de negación, la persona puede sentirse bloqueada
mentalmente, puede tener pérdidas de memoria, puede tener sensación de
irrealidad, etc.
Las respuestas
conductuales de afrontamiento al estrés pueden ser que la persona abuse de las
drogas o alcohol, además, de manifestar conductas agresivas, como puede ser
ira.
No
olvides de controlar el estrés.
El estrés en el ámbito
personal puede afectar al individuo no solo con alteraciones físicas y
psicológicas, sino que también puede provocar alteraciones derivadas de los
cambios en el comportamiento del individuo, como aumento del consumo de
alcohol, consumo de fármacos, tabaco, etc.
Psicóloga y Psicoterapeuta Úrsula María Moreno Valle.