martes, 16 de febrero de 2016

Mantén a raya el estrés.



El estrés es una respuesta no específica del organismo. El estresor (lo que desencadena el estrés), puede ser un estímulo físico, psicológico, cognitivo o emocional.

Si el estrés es mantenido en el tiempo, se le denomina “síndrome general de adaptación”, el cual, consta de tres etapas:

1. Reacción de alarma, en dos fases: choque (reacción inmediata) y contrachoque (reacción de defensa contra el choque)

2. Etapa de resistencia. El organismo se adapta al estresor y se produce una mejora y desaparecen muchos síntomas.

3. Etapa de agotamiento. Reaparecen los síntomas de la primera fase si la persona continúa expuesta al estresor de forma prolongada.


El exceso de estrés altera el organismo desequilibrándolo, la persona tiene la sensación de tensión (presión), y por lo tanto supone, un cambio en los estados emocionales.

Los límites de tolerancia al estrés pueden variar de unas personas a otras. Por encima de lo límites subjetivos soportables, el estrés empieza a hacerse intolerable y aparecen daños fisiológicos y/o psicológicos.

La persona con estrés siente o piensa que, la situación en la que se encuentra es algo que excede de sus propios recursos y que pone en peligro su bienestar personal.



¿Qué hace o como responde la persona con estrés?

1. Evalúa la situación como una amenaza, daño, pérdida o desafío.

2. Valora sus propios recursos para afrontar la situación.

3. Reevalúa, es decir, vuelve a pensar en los afrontamientos posibles.

4.  Estrategias de afrontamiento.




¿Qué es el estrés psicosocial?

Son los sucesos vitales (sucesos vitales mayores o cambios vitales), y el llamado estrés diario (sucesos menores o microeventos)


Sucesos vitales. Son experiencias objetivas que alteran o amenazan con alterar la vida de la persona, causando un reajuste importante en las actividades cotidianas. A mayor cambio, es decir por la suma de varios sucesos vitales, mayor probabilidad de enfermar.

Estos sucesos vitales son los acontecimientos que implican un cambio en las actividades habituales de la persona. El potencial estresante de un suceso vital está en función de la cantidad de cambio que conlleva. Los cambios pueden ser extraordinarios y traumáticos, pero a veces son eventos positivos o negativos normales (matrimonio, divorcio, la pérdida de trabajo, etc.)

Los sucesos vitales pueden incrementar el número de acontecimientos diarios (estrés diario negativos), puesto que, ambos tipos de estrés, interaccionan.


Estrés diario. Son por ejemplo, pequeñas disputas familiares, de pareja, de amigos, vecinales, problemas económicos puntuales, etc. Estos sucesos, tienen mayor significación para la salud que los sucesos vitales (cambios vitales). Los sucesos diarios negativos, pueden ser mejor predictor de los trastornos físicos y psicológicos que los sucesos mayores.

Cuando la persona percibe los sucesos diarios como negativos, incontrolables, impredecibles, independientes e indeseables, suelen perturbar la salud de forma más prominente.

La sensación subjetiva de malestar emocional es de tensión, predominio de las emociones negativas, como por ejemplo: ansiedad, miedo, ira, depresión, etc.

Las respuestas cognitivas ante el estrés pueden ser variadas, como puede ser de preocupación, de pérdida de control, de negación, la persona puede sentirse bloqueada mentalmente, puede tener pérdidas de memoria, puede tener sensación de irrealidad, etc.

Las respuestas conductuales de afrontamiento al estrés pueden ser que la persona abuse de las drogas o alcohol, además, de manifestar conductas agresivas, como puede ser ira.



No olvides de controlar el estrés.

El estrés en el ámbito personal puede afectar al individuo no solo con alteraciones físicas y psicológicas, sino que también puede provocar alteraciones derivadas de los cambios en el comportamiento del individuo, como aumento del consumo de alcohol, consumo de fármacos, tabaco, etc.




Psicóloga y Psicoterapeuta Úrsula María Moreno Valle.